lunes, 1 de agosto de 2011

Presurosa entrega...

Donde no podes hacer mas que abrazarte con tu sol en la ciudad.
Donde el divino y presuroso tiempo,
no te deja ir mas allá de tu miseria.
De ese abrazo, torcido con un rumbo sin destino,
logre sobrevivir a esos sueños vencidos.
Sostuve tu copa de cristal,
sin romperla ni quebrarla por dentro.
Sin nada alrededor;
tuve el presentimiento que no dejaré lo mio,
de que no llegaré a mi punto final.
Pensaré, pensaré de tu muerte por mi.
Sobraré ese abrazo tan ansiado,
de la ilusión me agarré,
conjunto de una angustia sin rencor.
Por ganar una mano,
perdí todos los demás juegos.
Ya no me acuerdo nuestro punto de partida,
ya no veo el de salida,
y ni siquiera me quede con ese rumbo sin destino de este cuento usado sin un final feliz.
Ya sabes lo que paso conmigo,
pero ya no tienes brazos para bajarlos.
El ultimo sueño te lo entrego,
para que una vez esta muerte tenga uno sin vencer.
Te dejo mi rumbo,
te dejo mi destino...

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